Friday 12 June 2009

PEDERASTIA, ÚLTIMA BARRERA. Por Pio Moa. Libertad Digital

Poco a poco la indiferencia desaparecerá, a quienes escriben en favor de la Infancia, gracias.
Y recordemos:
LA PEDOFILIA ES EL ESLABON PRIMARIO EN LA CADENA DE ABUSOS SEXUALES CONTRA LA INFANCIA EN EL MUNDO.
Es necesario neutralizarla y hacerla desaparecer de la cotidianidad de la vida, por asquerosa, solapada y repulsiva.
Joshua
Antipedofilia.Org CIA-P


Fuente Original Pio Moa Presente y Pasado... Qué hacer, de nuevo

La pederastia ha tenido en los últimos decenios un enorme auge en Europa, con grandes redes de pornografía apoyada en Internet y por otros medios, organizaciones que facilitan tales prácticas, sin excluir actos sadomasoquistas con niños, y un turismo sexual en auge hacia países del Extremo Oriente y otros. De vez en cuando la prensa da cuenta de la detención de grupos organizados, pero evidentemente se trata de la punta del iceberg, como en el caso de la droga y tantas otras plagas de nuestro tiempo.

El fenómeno de la pedofilia forma parte de otro mucho más amplio: la activa corrosión de la familia tradicional, promovida por numerosos gobiernos, partidos políticos, medios de masas, intelectuales, gran parte de la publicidad comercial, etc. Corrosión manifiesta en el aumento masivo de las crisis matrimoniales, de los hogares monoparentales, los abortos, embarazos de adolescentes, consumo de drogas y de alcohol entre la juventud, parodias provocadoras como el "matrimonio homosexual", y tantos hechos característicos más.

Pese a todo ello, permanece un fuerte rechazo social hacia la pederastia; en realidad se trata de la última barrera frente a un proceso de corrupción sexual activamente organizado. Por ello sorprende un poco que a estas alturas los ideólogos, políticos y periodistas progres no hayan emprendido todavía sus típicas y agresivas campañas para cambiar la actitud mayoritaria, presentando la pedofilia como una "opción sexual" más, un "derecho" --como el de destruir la vida humana en el seno materno o el de la "familia homosexual"--, una "exigencia de la libertad", y ese tipo de cosas.

Sorprendente porque dentro del argumentario progre, basado en la trivialización de la sexualidad, que queda reducida a una simple diversión, la pedofilia no es posible encontrar ninguna oposición teórica. ¿Por qué los niños no habrían de ser iniciados lo más pronto posible en esas práctica puramente placenteras, lúdicas, divertidas? Podrían empezar el lavado de cerebro pidiendo retóricamente, como de costumbre, que el adulto participante fuera "responsable", palabra que en su jerga no significa absolutamente nada pero tiene utilidad para encubrir la realidad de los hechos, al igual que "solidaridad" "paz" y tantas otras por el estilo. ¿Por qué un pedófilo no había de ser responsable? Podemos imaginar películas con uno de ellos muy bondadoso, normal y maduro, víctima inocente de la histeria retrógrada de quienes no le aceptan. Viejo truco.

Y sorprendente también porque si en los países occidentales persiste la aversión a la pedofilia se debe precisamente a la cultura y moral cristianas, algo que las ideologías progres tratan de erradicar tenazmente. No en todas las culturas existe repugnancia, ni mucho menos, por la pedofilia, y de ahí el negocio de ese turismo. La repulsión que aún prevalece en Europa proviene de una concepción de la madurez, la dignidad y la responsabilidad humana en relación con el sexo que se está desvaneciendo, con consecuencias como las señaladas al principio.

Por eso resulta tan significativa la hipocresía de la izquierda y el progresismo en torno a los casos de pederastia en escuelas católicas, que ellos airean amplísimamente por todo el mundo. Se intenta crear en el público una imagen que identifique pederastia y enseñanza religiosa, "explicándola" con argumentos como el celibato eclesiástico, como si aboliéndolo desapareciera el problema. Por supuesto, siempre habrá sacerdotes pedófilos, como los habrá criminales en otros aspectos, y la jerarquía eclesiástica tiene su buena porción de culpa por haber tapado muchos de esos casos, fuera por temor al escándalo o a campañas como la actual. Pero si quienes fingen escandalizarse ahora fueran consecuentes con sus propias ideas, en lugar de unos redomados hipócritas, felicitarían a los curas pedófilos y exigirían que hubiese muchos más.

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