Wednesday 31 March 2010

El pedófilo perfecto. Perfil del pederasta.

Mientras se sgian minimizando los abusos sexuales a niños todo seguirá igual; el victimario cuando es descubierto posa de "inocente e indignado", achaca todo al niño, no leimportan sus sentimientos, su inocencia infantil, ni su salud, mucho menos su familia, son capaces de irse a vivir a la misma casa de sus víctimas, y como siempre, cuando los chicos crecen, los dejan, con su dolor y abusurda experiencia, estas secuelas les quedan de por vida, con suerte, no decidirá repetir los abusos en otros niños.
Padres, lean y entérense, estos depredadores están en todas partes, no perdonan, no sienten, no se arrepienten de nada, se aprovecharán una y otra vez de uno y otro y otro niño, nunca pararán.

«El chico tenía 12 ó 13 años cuando empecé a tener sexo con él»

31.03.10 - 01:09 - RICARDO FERNÁNDEZ rfernandez@laverdad.es MURCIA.
** Fiscal y acusación particular temen que surjan nuevas víctimas de abusos sexuales
** El presunto entrenador pedófilo confiesa que llegó a penetrar a un menor y a realizar tocamientos a otro.

Los padres de los niños de La Alberca que ponían la mano en el fuego por el entrenador Alfonso L.Z., encarcelado como sospechoso de abusos sexuales a menores de edad, van a tener que ir comprándose una crema para tratar las ampollas. Porque se han quemado. Por completo. Al margen de la calificación jurídica que puedan tener en su día los hechos protagonizados por el entrenador de fútbol infantil, así como de la pena que se le pueda imponer, lo cierto es que el propio imputado ha confesado ante el juez haber mantenido relaciones sexuales completas con un niño, a lo largo de varios años, y haber realizado tocamientos a otro menor de edad, hermano del primero.
Las manifestaciones del sospechoso ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Murcia, que se encontraba en funciones de guardia el pasado 26 de febrero, cuando Alfonso L.Z. declaró por vez primera, así como las declaraciones prestadas este lunes en el Juzgado de Instrucción número 6, constituyen un sórdido relato, poco apto para almas no demasiado encallecidas.
Alfonso L.Z., de 40 años, empleado de una caja de ahorros de La Alberca, entrenador de infantiles y cadetes durante más de veinte años, tanto en La Alberca como en otros clubes de la Región (Alcantarilla, Aljucer, Vistalegre...), no hizo esfuerzo alguno por negar los hechos cuando la Policía Nacional lo condujo ante el juez de guardia. El acta de la declaración, a la que 'La Verdad' ha tenido acceso, reseña cómo el sospechoso admitió conocer las razones de su detención y expresó su voluntad de declarar al respecto.
El frío, burocrático y desapasionado lenguaje judicial no hace mucho más tolerable el relato.
«Que ha tenido relaciones sexuales con 'X' -se recoge en el documento judicial-; que pensaba que eran consentidas. Que no sabe desde cuándo ha mantenido las relaciones. Que cree que empezaron en el año 2002 ó 2003. Que puede que los primeros toqueteos empezaran en el 2000, pero sin ninguna intención. Que compró una vivienda próxima a los padres de 'X'. Que 'X' iba a su casa y que por eso el declarante entendía que las relaciones eran consentidas, porque él no lo llamaba ni le decía que fuera a su casa. Que no le dijo a 'X' que no se lo dijera a nadie».
El chico sufrió lesiones
Tras esa introducción, Alfonso L.Z. entra en detalles escabrosos, aunque necesarios para la investigación judicial, sobre el tipo de supuestos abusos sexuales cometidos sobre el menor. «Que nunca -añade- ha introducido a 'X' ningún objeto en el ano (al parecer, la víctima sí relató en su denuncia ese tipo de actos). Que es cierto que los contactos casi siempre eran por la tarde y los fines de semana. Que los padres nunca dieron importancia al hecho de que 'X' fuera a su casa. Que no recuerda la fecha exacta de la primera penetración anal. Que en casa de 'X' nunca hubo penetraciones».
A lo largo de esta declaración, como también en la prestada el lunes, Alfonso L.Z. insiste en que era el chico quien le buscaba y que, por esa razón, creía que las relaciones sexuales eran consentidas. «Que el declarante no lo llamaba, que era 'X' quien le llamaba y le preguntaba si podía ir. Que era muy amigo de los padres de 'X'. Que cuando conoció a 'X' éste tendría unos 6 ó 7 años. Que los primeros contactos empezaron sin darse cuenta; que no recuerda si la primera vez fue en noviembre del 2000, que no recuerda la edad exacta que tendría 'X'. Que estos hechos sucedieron hasta el año pasado».
Todo cambió cuando este joven, sobre el que presuntamente cometió los abusos a lo largo de una década, y que en la actualidad tiene unos 19 años, comenzó a salir con una chica de La Alberca. «El año pasado 'X' decidió no seguir. Que cree que fue porque se echó novia», relata, antes de volver atrás la mirada y aportar nuevos detalles sobre el tipo de relación que mantuvo con el menor.
«Que no es cierto que le insistiera cuando 'X' decía que no quería. Que le regaló un ordenador cuando el declarante se compró uno nuevo; que nunca le dio dinero, que le compraba algo por su cumpleaños o un juego de consola, que compraba dos versiones para poder jugar en línea. Que estaba para todo lo que 'X' quisiera, que lo llevaba a Murcia si alguna vez lo necesitaba, que pasaba muchas tardes en su casa».
El material pornográfico
Al margen de los abusos sexuales a este menor, que es el cargo más grave al que se enfrenta, Alfonso L.Z. está también imputado por tenencia de pornografía infantil. A este respecto confesó al juez que él mismo 'fabricó' parte del material intervenido por la Policía en su vivienda de La Alberca. «Que es cierto que grabó cinco o seis veces las relaciones que tenía con 'X'. Que esas grabaciones las tiene en DVD y que no las ha visto nadie más ni las ha colgado en la red. Que no sabe cuántos archivos de pornografía infantil tiene descargados (...). Que una vez descargó por sorpresa un vídeo de pornografía infantil y durante una temporada estuvo descargando este tipo de vídeos, pero que como sabía que eso no se podía hacer dejó de hacerlo, aunque no borró los que ya había descargado».
Los investigadores están tratando de determinar la veracidad de este testimonio, ya que sospechan que el entrenador pudo intercambiar imágenes de sexo con menores con otras personas de tendencias pedófilas. De ser así, el delito de tenencia de pornografía infantil se vería agravado.
También abusó del hermano
El chico que acabó denunciando los supuestos abusos sexuales de Alfonso L.Z. no fue el único afectado. También su hermano -aquí denominado 'Y' para garantizar su anonimato- tuvo alguna desagradable experiencia. «Que también -admite el imputado- conoce al hermano de 'X', que se llama 'Y'. Que cuando éste tenía 15 ó 16 años durmieron juntos en un camping y le tocó por la noche. Que fue su entrenador de fútbol. Que esa noche fue sólo un tocamiento».
En la declaración ampliatoria prestada esta semana en el juzgado, Alfonso L.Z. ofrece algún detalle más sobre ese momento. «Preguntado -recoge el acta- si 'Y' se despertó cuando lo estaba masturbando, el declarante manifiesta que estaba con tocamientos y que el propio 'Y' los facilitó, consintiéndolos. Preguntado si no es cierto que 'Y' inmediatamente abandonó la tienda (de campaña), manifiesta que Y la abandonó al rato y ahí acabó todo. Preguntado si no es cierto que Y desde entonces ha finalizado su relación de confianza con él, afirma que no lo sabe, aunque sí se han visto muchas veces y han comido juntos con las familias».
¿Hay más víctimas?
La pregunta del millón de dólares es si los presuntos abusos sexuales se han circunscrito a los dos hermanos mencionados o, al contrario, han podido ser más los afectados. Una posibilidad que mantiene en vilo a decenas de familias de La Alberca, toda vez que a cargo de Alfonso L.Z. han estado cerca de 300 menores de edad en los años en que ha ejercido como entrenador de infantiles y cadetes. El imputado, eso sí, niega rotundamente que abusara de otros chicos. «Que a su casa van muchos niños, vecinos de los alrededores. Que con ellos no ha tenido ningún tipo de relación sexual. Que a ninguna de estas personas le ha realizado ningún tipo de grabación». También rechaza haber grabado a menores en instalaciones deportivas, aunque fuentes de la investigación han señalado que este tipo de imágenes existe entre el material intervenido y están tratando de determinar su procedencia.
Una posible pena elevada
Pese a que Alfonso L.Z. asegura que sólo tuvo sexo con los dos chicos reseñados, tanto el fiscal como la acusación particular, representada por el abogado Víctor Zafra, temen que sigan apareciendo nuevas víctimas. Por esa razón, por la gravedad de los delitos que se le imputan y que pueden suponer una condena de más de 10 años de prisión y por el riesgo de fuga, han pedido que se le mantenga en prisión. El juez así lo ha considerado y, además de embargarle la casa, un Renault Laguna, una motocicleta Honda y un ciclomotor para garantizar el pago futuro de indemnizaciones, lo mantiene en prisión preventiva.
Alfonso L.Z., cuya vida cotidiana se ha venido abajo en un suspiro, parece arrepentido. «Preguntado si tuvo conocimiento de las fisuras anales y otros problemas que sufría 'X', dice que no (...). Concedida la palabra al declarante, manifiesta que lamenta esta situación y el daño posible que pudiera haber hecho a 'X' y le pide perdón».

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